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Si esto es una crisis, ¿qué es lo que sufrieron las 20.000 personas que murieron ayer de extrema pobreza?

Es curioso este mundo, muy cruel pero curioso. El mundo occidental lleva meses lloriquenado por una supuesta crisis económica que parece conllevar el fin del mundo conocido. Y yo, me rio. Ahora, a esos, muchos de los que me leéis, que no llegais a pagar la hipoteca me estareis maldiciendo pero voy a seguir riendome. ¿De verdad que merece la pena tanto revuelo por tener que esforzarse un poquito más, gastar menos, no irse de vacaciones puede que este año y al que viene? Occidente no se plantea que afortunada es. Sus ciudadanos llaman crisis a apretarse el cinturón, mientras que en el resto del mundo cada día mueren 20.000 personas de pobreza extrema.

¡Que ironía! Mientras esta «crisis» llena hojas y hojas en los periódicos, que tanta gente muera diariamente por hambre, puro hambre, no es noticia. Por ahí, en este loco medio que es Internet, he leido comentarios de gente «pero si no es noticia, si es algo cotidiano» y lo peor, quien lo dijo, seguro que esa noche durmió a pierna suelta.

Los medios, yo, periodista, quizá no debería decirlo, pero es verdad, dan verguenza, hasta asco. Tantos intereses económicos que corrompen el mundo y dan prioridad a miles de asuntos antes que al ser humano en su esencia. ¿como es posible que no nos conmueva la cifra? ¿Cómo es posible que mientras medio mundo sí vive en crisis permanente, la otra parte se compadezca de sí misma y no tenga ojos para más allá?

Sufrimos lo que muchos llaman «recesión» por vivir al extremo de la especulación, de la vivienda, de la ropa e incluso de la comida. Vivir por encima de nuestras posibilidades se ha vuelto rutina y luego nos quejamos.

Todos somos responsables, es fácil echar la culpa a los bancos, a los gobiernos pero ¿no somos nosotros parte de ellos? ¿no utilizamos a diario esos bancos?¿no hemos elegido a nuestros gobiernos? ¿no compramos a esas multinacionales explotadoras? No propongo una huelga masiva de nuestro estilo de vida, no sé si eso serviría ya de algo. Sólo propongo que dejemos atrás el cinismo. Que removamos nuestras conciencias y presionemos a los medios para conseguir que ellos lo hagan.

Desearía no tener que ver noticias como que la crisis llega a las grandes fortunas de este país. Vamos, ya era hora. Lo que no tenía que haber tales fortunas mientras haya gente que viva con menos de un euro al día. Leo en los periódicos que hay «afortunados» que han perdido en esta supuesta crisis 10.000 millones de euros. Pero ¿cómo es posible? No me refiero a que los pierdan, si no a que cómo es posible que toda esa gente con tantos millones que perder el 1% del PIB de nuestro país no les suponga nada, no se hayan unido para parar con sus migajas las muertes diarias.

La antitesis del sistema está tan olvidada. Nadie llora por esos muertos. Esos que se quedan sin su materia prima básica (ahora el nuevo juego de los ricos y las empresas es especular con el arroz, menudo monopoli trágico es el planeta Tierra) y nadie les escucha (muy pocos), esos que son la mayoría de la población de este mundo.

Por favor, que alguien me diga que por culpa de esta crisis, no tiene que comer. Seguro, que en España, los que más se quejan tienen un plato de comida tres veces al días, seguro que se toman el café o la cerveza en el bar, seguro que se van de vacaciones aunque sea de camping, seguro que van justos porque el primer mundo tiene costumbres caprichosas.

Aspirar a tener cosas es una necesidad humana pero suplico, desde mis post de hoy , que pensemos antes de llorar, antes de creer que el mundo llega a su fin. Por favor, que los medios no os metan en la corriente turbulenta de la crisis. Que sí hay crisis, que sí debemos actuar, pero no en el lado del mundo que creemos. Que hay mucho trabajo por hacer, que hay que quejarse pero de lo que hay que quejarse. Que 20.000 muertos diarios por la pobreza extrema no nos vuelvan a ser indiferentes.

Tenemos que recuperar el latido de nuestro corazón y que la sangre nos vuelva a correr por las venas. No sirve que la ONU de avisos, seamos conscientes cada día y luchemos como podamos, que solo hay que querer. Y si al final, no cambiamos nada y la hambruna sigue recorriendo el mundo, por lo menos que seamos conscientes, que como ciudadanos privilegiados nos cueste por lo menos dormir.

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Los inmigrantes, la mayor ayuda al desarrollo de sus propios países

¿Hasta que punto los países del “primer mundo” deben contabilizar las remesas que los inmigrantes que viven y trabajan en ellos envían a sus familias como ayuda al desarrollo? ¿Puede considerarse dar empleo a un trabajador extranjero ayuda al desarrollo? ¿Es moral considerar el esfuerzo individual de personas como una ayuda colectiva?

El debate puede llevarnos muy lejos. Hay miles de puntos de vista diferentes, dependiendo de nuestras ideas sociales y políticas. Voy a intentar recoger en este post mi sentir.

Actualmente, las remesas son una de las principales fuentes de ingreso de muchos países subdesarrollados. En el caso concreto de España, las cantidades de dinero que los inmigrantes envían a sus países de origen, doblan la cantidad que nuestro país dedica a ayuda oficial al desarrollo. En 2007, las remesas alcanzaron los 10.000 millones de euros, mientras que la ayuda oficial al desarrollo proyectada para 2008 es justo la mitad, según un artículo de Canal Solidario. ¿Sería justo que España contabilizase esos 10.000 millones como ayuda oficial como hacen otros países?

La verdad es que no. Miles de inmigrantes, salidos de sus países por la desesperación social y económica, trabajan diariamente en el primer mundo en más de dos empleos a la vez, sobreviviendo en viviendas repletas de personas en su misma situación, pagando alquileres tan caros como el resto pero además, teniendo que ahorrar gran parte de lo poco que ganan para enviarlo a sus países de origen para que sus familiares puedan también sobrevivir. Si a un ciudadano español medio le cuesta llegar a fin de mes, pongámonos en su piel, me imagino que llegar al día 15 para ellos será un milagro de la ingeniería mental humana que consigue ingeniárselas inventando lo necesario para seguir viviendo y si es posible ser feliz.

El trato que reciben en nuestros países, en muchas ocasiones, es injusto. Se les acusa de quitarnos el trabajo, de robarnos las ayudas, de crear conflictos. La sociedad debe concienciarse del papel que durante toda la historia del planeta han tenido los inmigrantes. Personas que lo dejan todo para intentar tener una vida digna, trabajando en muchas ocasiones en condiciones infrahumanas, muchas veces explotados pero con la cabeza bien alta por haber luchado por darles a lo suyos lo mejor posible, ayudando en la mayoría de los casos a aumentar la natalidad del país, contribuyendo al incremento de las arcas del Estado, asegurando pensiones y lo fundamental, contribuyendo a la mejora de sus países para conseguir que sus hijos o nietos no tengan que vivir su situación cruda de inmigrantes. Es un hecho que se repite en todos los países a lo largo de la historia hasta que consiguen entrar, aunque sea por la puerta pequeña, al mundo desarrollado. Lo hicieron nuestros abuelos para que nosotros no tuviéramos que hacerlo.

Nadie les valora esa ayuda mensual con la que contribuyen a cambiar el mundo. Su esfuerzo personal colabora con el crecimiento económico de sus países y con el ahorro de millones de euros o dólares a los países del G8. Porque seamos coherentes, todo ese dinero que envían los inmigrantes a sus familias, es dinero que occidente se guarda en sus bolsillos. Si todo ese dinero no llegase, nuestros países deberían incrementar las ayudas al desarrollo, ya no por humanidad, si no para asegurarse la estabilidad mundial.

Les debemos mucho y no nos damos cuenta. Les debemos a nivel nacional y lo que es más importante, a nivel mundial. La ayuda al desarrollo es la única vía para conseguir disminuir la pobreza y hacer el mundo más justo, por lo que si los inmigrantes son la principal fuente de esa ayuda, son ellos los héroes anónimos que luchan día a día por sobrellevar su vida y así contribuir a que “otro mundo mejor sea posible”.

Muchas gracias, por lo menos en mi nombre.