El viaje de hoy cruza el Atlántico y se fija en lo que medio mundo se fija: las elecciones del gigante. Si, evidentemente, hoy el debate es si Clinton u Obama. Digo entre ellos, porque por supuesto, sólo tengo ojos para los demócratas estadounidenses. Los repúblicanos son todos iguales a mis ojos, no comparto nada de su forma de ver el mundo, de comprenderlo, de aceptarlo.
No es que los demócratas sean mucho mejor. Parto que son similares a la derecha española, pero claro, son la única «izquierda» posible en el rey del mundo. Los demócratas, aunque no acepte su política liberal y su superioridad a la hora de mirar al resto del mundo, son mil veces más aceptables que cualquier presidente republicano, que cualquier Bush de pacotilla.
Hoy, bueno, hoy no, es ya desde hace meses, mi dilema era si Obama o Clinton. Ambos tienen cosas que me gustan. Bueno, ahora y para que no se me critique a lo largo del artículo, cuestiono lo de que me gustan. No quiero que nadie me diga «¡ah! tanto criticar al mundo y luego apoyas a los demócratas yanquis» «¡anda pero si defiendes a los demócratas!» Sé que no tengo que justificarme, pero no me cuesta hacerlo, aunque que no sirva de precedente. Como he señalado en el párrafo anterior, mi defensa a los demócratas estadounidenses parte de que analizando al pueblo de ese inmenso país y su cultura y costumbres, son la única opción política con cierta tendencia a fijarse en términos que se acercan a la preocupación social, el progresismo, etc. Y, aunque para mí, serían inaceptables en España, son pertinentes en Estados Unidos y espero que ganen en las elecciones de noviembre. De verdad, por el bien del mundo, eso espero.
A lo que iba. Tanto Obama como Clinton tienen cosas que me gustan y que no me gustan. Hillary tiene de positivo, primero, su condición de mujer. Sería un paso para la igualdad de la mujer que el presidente del país, que por desgracia, dirige el mundo, fuera una mujer. Eso, un comentario sin más, por su condición, simplemente. En el terreno político, Clinton tiene una visión más progresista del mundo, más avanzado en cuestiones morales, no es tan purista como Obama. Está más a favor de los derechos de los diferentes, de los homosexuales, de las familias monoparentales, etc… Esta visión menos conservadora puede servir para dar un paso adelante en la moral del pueblo estadounidense. Estados Unidos tiene una doble moral, un doble rasero que imponen a su forma de vivir y entender la vida. Creo que con Hillary en el poder, ese puritanismo rococó puede disminuir y hacer avanzar a una sociedad anclada en valores del pasado. Esto , además, ayudará a un cambio de la política exterior, basada en otros principios y no en los falsos pretextos moralistas que nos venden ahora. Eso sí, recordemos que gane quien gane, no van a dejar de ser yanquis.

¿Qué tiene de malo? Pues su política social inexistente. Estados Unidos seguirá viviendo en un liberalismo excervado. Tiene una parte pésima para esos 80 millones de ciudadanos que viven por debajo del umbral de la pobreza en la primera potencia mundial.
Por el otro lado está Obama, y es precisamente, el lado opuesto a Clinton. Es hombre, pero negro (no voy a decir de color, porque es un eufemismo que odio, es negro y punto y para mi es tan normal y tan digno como ser blanco, mujer, niño, o padre, simplemente, es una condición más). Aunque lo de hombre no aporta nada, es como siempre, hombres que gobiernan el mundo, lo de negro es positivo. Ya era hora que se superen los prejuicios. En una sociedad con un alto indice de población negra, lo curioso era que aún no hubiese habido ningún presidente negro. Era uno de los elementos clave que indicaban que esa integración de la población negra tan brillante de la que siempre ha presumido Estados Unidos era mentira. Seguirá siendo mentira aunque gane Obama, pero será un paso adelante.
Pero bueno, eso también es por su condición humana, no por su política. Es curioso que lo que me gusta de Hillary sea lo que me repele de Obama, y lo que me gusta de Obama sea lo que más deteste de Hillary.
Obama es un tipo que describe muy bien al ciudadano medio estadounidense. Es religioso, defensor de la familia tradicional, vamos, es un conservador. No se le ha oído palabras fuera de tono, siempre respetuoso y lo contrario al progresismo ideológico.
Pero tiene una parte social encomiable. Defiende la seguirdad social y las ayudas para los más desfavorecidos, quiere aumentar los servicios educativos y la asistencia social. Y esto es suficiente como para que yo, que veo el mundo de culo, lo apoye. Creo que a pesar de ese conservadurismo en la vida privada, que tanto aborrezco, que huyo de él en mi vida cotidiana, merece la pena que gane. Un político que apueste por un sistema de bienestar, aunque no pueda ser comparado ni tan siquiera con el estado europeo con el peor Estado de Bienestar, merece su oportunidad. Creo que si Estados Unidos mejora socialemente a nivel interno, también puede apoyar una mejora social a nivel mundial.

Ojala Obama apueste, aunque no sea por solidaridad, sino por esa caridad cristiana que tanto odio, por una mejora de las condiciones de los más desfavorecidos, que apueste por una política de ayuda contra la pobreza.
Sé que el mundo no va a cambiar gane quien gane, sé que Estados Unidos tiene una política internacional imparable que destroza todo lo que toca. Puede que me acusen de antiestadounidense, pero no es verdad. Soy contraria a los ataques irracionales al resto de los seres humanos, de la imposición de valores, de los dobles raseros, de las presunciones de cualquier tipo. Si Estados Unidos dejará de actuar así, yo no tendría nada contra este país. Pero su actuación me espanta continuamente y por lo tanto la critico sin remilgos. Ya veis que también critico a Europa, a España, a mi misma, vamos, critico todo lo que no me gusta.
Pero, haga lo que haga Estados Unidos diariamente, espero que esta vez su población no me decepcione y desmuestre su desaprovación a la política republicana. La victoria de Bush en 2004 me cayó como un mazazo.
Espero que gane Obama y haga reducir, aunque sea, la desigualdad interna y que ese inmenso número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza en la primera potencial mundial disminuya y que tantos y tantos miles de trabajadores tengan una mínima asistencia social y una educación pública de mayor calidad.
Si gana Hillary, también me alegraré, aunque sea por su condición de mujer y por su progresismo. Cualquier demócrata será mil veces mejor que el mejor de los republicanos.
Estaré atenta.