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Abierto el turno de preguntas: FormSpring.me

Sé que tengo algo abandonado el blog. Mi vida profesional me lleva muchas horas y las restantes las dedico a la personal, teniendo pocos momentos para la reflexión y la escritura.

Pero veo que la gente se sigue apareciendo por aquí, y mejor aún, sigue comentando. Veo que a la gente le interesa lo que pienso y, en muchas ocasiones, les interesa lo que siento.

Los comentarios del blog no son el modelo más idóneo para preguntas y respuestas por lo que pongo a disposición de todos mi cuenta en Formspring.

Entrar y sin loguearos podéis preguntarme lo que queráis. No pongo ningún límite: desde mi visión política, mi opinión sobre temas concretos, sobre trabajo o de cosas mucho más personales como pueden ser mi experiencia con el cáncer, que he sentido, como le he vivido, etc…

Estos últimos temas han sido protagonistas de algunos post de este blog y son los que más visitas y comentarios reciben por lo que he decido abrir mi cuenta de Formspring a este tema también.

Veo que a la gente le ayuda sentirse identificada, que quieren saber más, o simplemente ser escuchados. Por lo que pongo mi experiencia en la red y la dejo abierta para que crezca con la experiencia de otros.

Muchos pueden querer que las preguntas sean privadas. Pueden utilizar la misma vía, sólo que indicando que no se publiquen y no las publicaré. Contestaré vía email o como el interrogador prefiera.

Quiero implicarme al máximo en este proyecto por lo que no dudéis en participar. Pretendo contestar frecuentemente y prometo una respuesta sincera a cualquier cuestión.

Después del último año soy una mujer renovada. Nunca diría nueva ya que sería engañarme. Soy la misma pero más consciente de mis defectos y, por supuesto, también de mis virtudes. Creo que este blog me ayuda a crecer y en muchas ocasiones me ha ayudado a canalizar el dolor, por lo que quiero incrementar el proyecto con Formspring y seguir creciendo, y si mi experiencia ayuda a alguien, mejor que mejor.

Para todos, hombres y mujeres, Feliz Día de la Mujer!!

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Cáncer de mama, el protagonista de la semana y de mi vida

El lunes 19 de octubre se celebró el Día Mundial del Cáncer de Mama. Todos los diarios, informativos de televisión, webs y blogs hablaron del tema, los presentadores y locutores llevaban el ya mítico lazo rosa, y se citaron cifras dramáticas y alguna esperanzadora.

A nivel mundial, cada 30 segundos una mujer es diagnosticada de cáncer de mama, 16.000 casos nuevos se detectan en España cada año. Alrededor del 80% de los casos se salva.

Cifras duras entre las que estoy yo. Yo soy una de las 16.000 mujeres que fueron diagnosticadas de cáncer de pecho en 2008, pero también soy una de las que entra dentro del 80% que se salva. No me cabe duda, ni existe otra posibilidad.

Las estadísticas dicen que el cáncer de mama suele darse en mujeres mayores de 50 años, pero que existe un 6% de pacientes menores de 35 años. Yo también formo parte de ese 6%.

Porcentajes y números que intentan aliviarse con recomendaciones del tipo: Hazte una mamografía. Un consejo estupendo pero que no siempre es efectivo. En mi caso, y en muchos otros casos que he conocido entre mis colegas de cáncer de mama, conocidas en plantas de hospitales tras la operación, salas de espera en la Unidad de Mama, sillones en el Hospital de Día para la quimioterapia, pasillos esperando el tratamiento de radioterapia o camillas recibiendo rehabilitación para el linfoedema, el tumor no se ve ni tan siquiera en la mamografía.

Lo localizas, te das un susto de muerte, luego te miran y remiran y como no entras en la edad de riesgo, te dicen que no te preocupes. Al final, te lo descubren, se te cae el mundo encima y comienzas a digerir que eres una más.

El cáncer de mama afecta en algo tan subjetivo como es la imagen. Muchas veces las mujeres nos sentimos mujeres al mirarnos al espejo, y el cáncer te arranca eso.

Ainhoa Valdearcos Usón

Te quiten o no todo el pecho, una de tus partes que más te define como mujer se ve alterada y al principio cuesta hasta mirarla. Y, en los casos, como en el mió, en el que te dan quimioterapia, el trauma es mayor.

El pelo es un elemento clave en el sentir de la feminidad. Cuando lo pierdes es como si perdieras algo de tu alma, bueno, eso crees, pero no es verdad. Siempre recordaré cuando fui a raparme el pelo para no ver como se caía. Mientras pasaban la maquinilla es como si fuera perdiendo mi definición como ser, aunque la estaba reforzando. Tuve ganas de llorar, pero no lo hice aunque por dentro me desgarraba.

Entiendo que muchas mujeres se hundan, aunque yo no lo hiciera. Entiendo que una sienta vergüenza, que se sienta menos mujer, porque lo viví, porque tuve que aceptar tras mirarme al espejo muchas veces y llorar que uno es más que su cuerpo, mucho más que lo que ve.

Todo el mundo me ha felicitado por como he llevado la enfermedad y sus consecuencias. La verdad es que la positividad me ha ayudado a no sufrir tanto y a recuperarme mucho antes, pero creo que la clave es la autoestima.

Una autoestima fuerte. Cuando uno se quiere y se valora, por muy duro que sea el golpe, sabe que sigue siendo la misma. Más aún, ve en el cáncer una forma de crecer. De ver cómo lo importante esta en la cabeza, dentro de ella, no encima.

Ainhoa es mucho mejor ahora. He aprendido a ver que soy mucho más de lo que veo y de lo que ven. Que siento y pienso con la misma intensidad que antes y que soy igual de mujer que hace un año.

Cuando uno sufre, si es capaz de no victimizarse y analizar, crece y aprende. El cáncer está ahí. La rápida diagnosticación es primordial, pero no ha de ser más que una piedra más en el camino, no un precipicio al que uno cae y no hay nada a partir de ese momento.

Para todas aquellas mujeres que han vivido, viven o vivirán un año como el mió, sólo decirles que se quieran, que abran su mente, que aprendan y aprovechen la enfermedad para crecer como mujeres y como personas. Dentro de la miseria, del dolor, y del padecimiento, se puede y se debe.

Después de la caída, hay que levantarse con fuerza

Ya llevaba un tiempo comentándoos que estaba pachuchilla y que tenía mi conciencia bloguera algo apagada. Y la verdad, creo que esto no va a cambiar mucho.

Voy a escribir aunque no sea tan frecuente. Y como este blog forma parte de lo que soy y de lo que siento, creo que es un buen sitio para desahogarme, aunque eso signifique compartir mis pensamientos con toda la gente que cae por aquí ya sea intencionadamente o por casualidad.

Estoy pasando unos días algo duros. Personalmente, desde el jueves he vivido un huracán de sentimientos, aunque después de la tormenta siempre viene la calma. Y ahora, ya ha llegado un poquito esa calma que necesitaba para no explotar.

El jueves me dijeron que el bulto que tenía en el pecho desde el verano, y que habían estado tratando como un absceso, era un bulto cancerígeno y que había que detectar que tipo de tumor era para saber si sólo tendrían que operarme o también habría que darme quimioterapia.

Estas mismas palabras, hace tres días, se me atragantaban en la garganta y parecían un hueso cruzado que no me dejaba respirar. Hoy, ya sólo es un hilito de tristeza pero que va desapareciendo para darme fuerza.

El jueves 30 mi mundo se volcó y todo lo que esperaba, creía, vivía, pasó a un segundo plano. Cuando me lo dijeron, mi madre y mi tía se derrumbaron pero algo raro me sucedió a mi. Era como si estuviera desdoblada, yo no era yo, yo no sentía, no oía, nada. No podía llorar, ni pensar, nada de nada.

Cuando llamé a Iña, mi marido, se lo dije muy, muy, normal, como si se me hubiese caído un botón de la camisa, nada más. Pero, fue hablar con el médico de la unidad de mama y que el dijera en alto la palabra operación y quimioterapia y todo el torrente de sentimientos volvió a mi cabeza.

El jueves lloré todo lo que he llorado en mi vida junto. La cabeza pensé que me reventaba y era un sentimiento incontrolable. Mi familia destrozada, mis amigos bloqueados y mi marido hundido. Ha sido muy, muy, duro.

Hoy todo parece diferente. Estoy mejor y no creo que sea el fin del mundo. La palabra cáncer es terrible, es un tabú en nuestra sociedad. Es cómo el gran mal. Pero si miro datos, es una enfermedad tratable y curable. Es verdad que el proceso es duro y que conlleva tratamientos fuertes, pero soy fuerte. Siempre lo he sido y esto no va a acabar con mi forma de ser, no, no voy a estar llorando por las esquinas, no. Yo no soy así.

Ya he tenido mi duelo, ahora es el momento de luchar. Tendré mi penita por dentro, y sé que va a ser duro, pero tengo que sacar la mejor de mis sonrisas para que esto pase cuanto antes y trastoque mi vida lo menos posible.

Aquí estoy, preparada, y en los momentos que tenga, en la lucha por la concienciación social, para colaborar desde este blog con mi granito de arena para que el mundo sea mejor, ya que aunque yo tenga un tumor cancerígeno el mundo sigue caminado, con sus bondades pero también con sus miserias.