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Gracias, Juez Garzón, gracias

Gracias, Juez Garzón. Gracias por investigar lo que pocos hacen, por reclamar justicia por los desaparecidos, gracias por no dejar que la historia deje inmunes a los verdugos. Gracias por lo de Pinochet y gracias ahora por levantar las fosas que muchos quieren tapar.

Parece mentira que tenga que ser un juez y no una política de Estado la que rinda homenaje a las víctimas de la dictadura. Lo siento por aquellos que se niegan a ver, por aquellos que aún dicen que con Franco se vivía mejor, por aquellos que mantuvieron sus privilegios, pero la justicia acaba de hablar.

Es innegable que el Franquismo es una de las partes más oscuras de la historia de España. Es innegable que fue una tragedia para miles y miles de personas. Es innegable que hubo asesinatos, desapariciones, encarcelaciones, exilios, emigración, pobreza, … Es innegable que el Franquismo fue una dictadura. Es innegable que España vivió bajo la opresión y la carencia de libertad durante casi 40 años.

Y si todo esto es innegable, ¿Por qué el Estado democrático español no ha condenado dicho periodo? ¿Por qué no se ha perseguido a ningún responsable? ¿Por qué nadie ha prohibido honrar a los “héroes” (más bien villanos) y por tanto establecer la abolición de todo homenaje (calles, estatuas, etc..)? ¿Por qué no se homenajea a las víctimas de ese periodo?

Realmente, no lo sé, y me lo pregunto constantemente. Y cuando se intenta hacer justicia y política de Estado con una ley de memoria histórica, el Gobierno se caga de miedo. Le llueven críticas de los de siempre, de los privilegiados en el “antiguo régimen”, que por otro lado es normal ya que son lo que son gracias a lo que fue, y hacen una ley que pretende mucho pero no hace nada. Una ley de intenciones pero no de hechos.

¿Qué país somos que no somos capaces de honrar la libertad y a los que murieron por defenderla o simplemente por estar cerca de los que la defendieron? ¿Cómo vamos a afrontar el futuro si no somos capaces de resolver el pasado?

España ha cambiado mucho pero no ha cambiado nada. Las dos Españas quieren seguir vivas, sólo por un motivo, no se ha frenado a la España que defendió las persecuciones y las ejecuciones. No se ha dicho como Estado, esa España murió con Franco. Nadie se ha plantado para decir hay cosas que en el siglo XXI no son validas. Y que patalee quien quiera, que el pueblo si es capaz de aceptarlo, de asumirlo, e incluso de defenderlo.

Garzón, gracias por hacer política de Estado desde los tribunales, ya que nadie tiene cojones para hacerlo desde otro sitio. Es un paso muy pequeño pero el principio de mucho, espero.

Si queremos crecer como país, como sociedad, debemos enterrar a la España reaccionaría y hacer justicia. Sigamos el camino de Chile, y el que un día siguió Alemania prohibiendo los partidos nazis. Total, ya hemos entrado en la tónica de prohibir partidos, ¿Por qué no ilegalizar a aquellos que defienden la dictadura y sus trágicas consecuencias como son los partidos de la falange y compañía?

Por el mismo motivo, que en nuestro país, el franquismo se estudia de corrido y tapando la boca. No se habla más que del franquismo económico, la autarquía, la bonanza de los 60 y poco más. Nadie cuenta las cárceles llenas, la ley de vagos y maleantes, las ejecuciones, la humillaciones en los pueblos de media España, el miedo, los grises, el papel de la Guardia Civil… Cuanto callamos y ¿por qué?

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Otra historia es posible

Hoy, leyendo el diario El País en Internet he encontrado un artículo que me ha parecido digno de comentarse aqui. Los autores de un comic basado en el «Informe sobre el 11-S» han publicado otro tebeo en el que se relata la «guerra contra el terrorismo» de Estados Unidos con visión crítica. ¿Por qué me ha parecido curioso?

Principalmente por dos cosas. Ambas tienen que ver con mi forma de ver el mundo, de pensar la historia, de entender el aprendizaje. Siempre he considerado que hay cosas que todos los adolescentes deben saber. Normalmente este sector de la población tiende a ver el mundo con los ojos de determinados medios de comunicación y determinadas empresas mediáticas. Están acostumbrados a un cine, música, series, juegos, que sólo muestra una parte de la historia, una parte del mundo. Siempre, incluso cuando era adolescente, creí que es necesario que los futuros dirigentes del mundo intenten comprender que ocurre aquí y allá, el porqué de las cosas, el cómo, el cuando. Imprescindible conocer que el mundo está lleno de colores, que nada es blanco ni negro, sobre todo a esa edad. Por eso, estas iniciativas me parecen brillantes. Los jóvenes debemos saber que ocurre. Necesitamos saber que fue el 11 de Septiembre, por qué se produjo, qué es la guerra al terrorismo, que es Guantánamo, y tantas otras cosas que ocurren en todas las esferas de este mundo.

Creo que este comic y otras formas de conocer otras realidades son de obligado conocimiento. Todos los institutos o universidades del mundo deberían imponerlo como lectura obligatoria en Historia, también documentales, películas, o cualquier otro material que nos exponga otras formas de comprender el mundo, cuestiones críticas con la realidad, pero siempre dejando claro que es parte de la verdad, no la verdad. Que los adolescentes empiecen a recibir muchas visiones de un mismo acontecimiento, para que se vuelvan críticos, para que quieran informarse, para que les pique la curiosidad.

Pero, no sólo me ha interesado esta noticia por mi empeño de que el mundo sepa que nada tiene una única causa, sino que cada acontecimiento lleva enmarañado una gran cantidad de razones, motivaciones y consecuencias. Otra de mis razones para reseñar tal tebeo crítico es que desde hace años creo y defiendo que hay que hacer la historia interesante a la población, para hacer la historia algo vivo, algo presente en nuestras vidas, para aprender de ella y evitar que se repita.

Amo la historia, sobre todo la contemporánea, la que está detrás de todo lo que vivo, de las cosas que leo y veo. Hace años tuve un profesor que me hizo amarla mucho más. Un profesor que me hizo ver como la historia es el presente no el pasado, que todo acontecimiento tiene causas, consecuencias, afectados. Este profesor tenía una forma particular de enseñarla. Nos hacía vivirla. Cada tema de historia universal contemporánea era analizado a través de películas, artículos de revistas y periódicos, música. Viví la Primera Guerra Mundial a través de Senderos de Gloria, la Revolución Rusa a través del Acorazado Potemkin, la Segunda con La lista de Schindler, el mayo del 68 a través Bob Dylan y «Papá cuentame otra vez…» de Ismael Serrano. Nunca olvidaré lo que aprendí, ni tampoco a ese profesor.

Este tebeo me ha refrescado esto. La historia hay que hacerla asequible a todos. Hay que acercarla a los jóvenes ya que son ellos los que tienen que hacerla, reconstruirla, aprender de los errores del pasado y ser críticos. Es fundamental que la educación tenga en cuenta esto y el profesorado ha de salir del discurso aprendido para atraer, para que la historia pueda apasionar, aunque eso les cueste más trabajo.

Este tebeo sobre el 11-M y la guerra contra el Terrorismo tiene alrededor de 150 páginas y está muy trabajado. Es una labor encomiable, digna de ser leída en todo el mundo. Porque no estoy defiendo la vulgarización de la historia, si no que los medios alternativos de darla a conocer estén trabajados, contrastados, que sean útiles y enseñen.

Lo que se ve nunca se olvida: una imagen vale más que mil palabras. Es importante que conozcamos la historia, toda, la que nos cuentan unos y otros, pero esto conlleva un esfuerzo. Un esfuerzo que merece la pena. Si somos capaces de ver más de una verdad, seremos capaces de respetar, poner en marcha y defender que el mundo está compuesto de muchas verdades y que la única forma de avanzar es a través de la solidaridad, la tolerancia y el respeto mutuo.

La historia no es un libro, es una película, una canción, un artículo, una novela y, por supuesto, un comic. Vivamos las historias, todas, otras, las diferentes, las críticas. Aboguemos por otra historia