Ya estoy aqui y además con la satisfacción de quitarme un peso de encima y volver a tener el tiempo necesario para dedicarle a Al revés world todo lo que se merece, el tiempo que se merece mi alma, mi conciencia.
He aprobado el teórico de conducir. He estado poco más de un mes estudiando por libre. He estudiado por mi cuenta, con tests de internet, el libro de una colega y ahorrandome la pasta de la autoescuela. Ahora, para el práctico ya no me queda otra opción. Es obligatorio hacerlo con una autoescuela, pagar la matrícula que te pidan, que como mínimo son 200 euros, ahora por lo menos lo han rebajado, que durante un tiempo (sólo por la rabia de que te les hubieses saltado en la cadena) te cobraban como si te sacases también el teórico, vamos que casi, casi, te salía más o menos. Como mucho te ahorrabas 100, 200 euros.
Ahora todo ha mejorado, me imagino que es algo que les debemos también a los inmigrantes, que son los que han hecho, entre otras muchas más cosas, que se abaraten las costas del carné al prepararse por libre el teórico, ya que son ellos los que han hecho esta opción de sacarse el permiso de conducir más habitual.
Bueno, os iré relatando mis aventuras y desventuras al volante. Os contaré si he estampado el coche antes de arrancar, si consigo aparcar y cuando termino con esta asignatura pendiente que llevaba años persiguiendome.
Por mucho que corriese para huir de la obligación, siempre había alguien tirandome de las orejas en una esquina, recordándome que unos se saca el carné a los 18, no a los 26. Pero bueno, asi soy yo…
He hecho muchas cosas en estos años, y nunca era el momento adecuado para ponerme con el coche. Ahora ha llegado y ya soy como un común mortal más. Me faltan los niños (que no los descarto en tres o cuatro años), porque el perro ya lo tengo y seré una más, alguien normal, algo que tanto luché por no ser. C’est la vie.
Espero que aunque sea mi alma, sea diferente, que sea capaz de llevar un rumbo fijo en mi vida pero hacerlo alternativo, que este blog sea una forma más de no tirarme en el sofa para ver la porquería que normalmente ponen en la tele, de saber que se puede ser especial y hacer cosas diferentes aunque sigas la corriente social. No quiero negarme ha ser un ser social pero que es totalmente crítico con la sociedad en la que vive, de la que vive y por la que vive.
Después de todo, de mi pequeña protesta por algo que, ahora sí, me ha hecho tan feliz, todo se resume en que mi moral peso cinco kilos menos y que en un par de meses seré un peligro al volante (ahora lo soy, pero voy andando).
Vuelvo, al 100%, y dando caña. Veremos cual es la próxima espinita del mundo de la que charlo aqui, en mi conciencia escrita.