1º de mayo, ¿reivindicativo?

Hoy es primero de mayo, día del trabajador, pero para la mayoría de los españoles hoy es un día de fiesta, sin más. A pocos les importa, en España, en Europa, en el mundo.

En Estados Unidos ni se celebra siendo que medio mundo reivindica en ese día por homenaje a los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas, que fueron ajusticiados en Estados Unidos por su participación en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas que tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket en Chicago.

El 1º mayo es la reivindicación de las ochos horas diarias de trabajo, la huelga y las mejoras sociales para los trabajadores ¿pero alguien lo recuerda? Los sindicatos españoles siguen convocando manifestaciones, quieren mantener el espírtu reivindicativo del trabajador, pero los trabajadores españoles están dormidos.

Creen que lo han conseguido todo, y, en parte, es verdad. Creen que tienen una buena vida y que las huelgas y manifestaciones solo pueden traerles problemas. Recordemos el post del martes, la mayor preocupación del ciudadano medio occidental es no tener que apretarse el cinturón.

¿Pero quien se queja por los miles de trabajadores de los países no occidentales? Sí, aquellos que trabajan doce horas, aquellos que no tienen edad mínima para entrar en el mercado laboral, aquellos que no tienen vacaciones y que sus sueldos no les alcanzan ni para comer. ¿y quien reinvindica por aquellos trabajadores que ni siquieran tienen acceso al trabajo? y ¿por aquellos que trabajan en el campo todo el día y no tienen que comer?

Nadie, triste, pero nadie relevante. Un porcentaje mínimo de gente los tenemos diariamente en la cabeza y escribimos, no para que el 1º de mayo sea reivindicativo sino para que todos los días lo sean. Cualquier día es bueno para reclamar derechos para los sin derechos, para reivindicar que el maravilloso «sistema del bienestar» keinesiano llegue a todos los rincones del planeta aunque respetando culturas y costumbres propias.

Hoy, aqui sentada en un banco al sol, en medio de mi puente (yo tampoco me manifiesto hoy), en un pueblo pequeño de esta España de todos que trabajamos y la levantamos, hayamos nacido donde hayamos nacido , escribo para gritar, como todos los días que pueda, las injusticias que perciben mis ojos.

Esta vida que vivimos pasivos nos ha hecho olvidar que cada día, en cada rincón del planeta hay algo por lo que luchar. En España, también. Sí, sólo hay que leer los periódicos, en todas las secciones. Miles de trabajadores trabajan en la ilegalidad, con empresarios que no pagan su seguridad social y que son marginados por el sistema. También, otros miles, sobre todo inmigrantes, trabajan en nuestros bares, restaurantes y demás establecimientos de servicios, mucho más de las ocho horas que tanto costó conseguir, diez, doce, pero no son horas extras, son obligatorias y entran en sus sueldos que no llegan a mileuristas. Luego están las mujeres, condenadas al paro muchas de ellas, y otras con sueldos inferiores a sus compañeros, preocupadas por si tener o no hijos (con lo que eso conlleva para el avance de España y del planeta), pensando si serán despedidas cuando estén embarazadas, con miedo de señalar, si son jóvenes, si están casadas, punto negativo para muchos empresarios por las responsabilidades que eso supone, miles de mujeres capacitadas relegadas detrás de hombres con menos capacidades, sólo por ser mujeres.

La lista de los miles de trabajadores que aún tienen porque luchar es grande. El ser humano siempre tiene el espíritu de mejora continúa, o ¿no?

¿que nos está pasando a los ciudadanos privilegiados del mundo? ¿quien nos ha puesto una venda en los ojos y en la boca? ¿tal vez nosotros mismos?

Hay tantas cosas por las que merece la pena luchar. Pero no sólo hoy, sino todos los días. Puedo entender que a la gente les cueste pensar en global, hemos perdido gran parte del sentimiento de solidaridad. Vemos los telediarios y muchas imágenes nos resultan molestas y cambiamos de canal, la desgracia ajena se nos ha hecho tan cotidiana que no nos preocupa, y nadie siente vergüenza por ello.

Pero , lo que me cuesta de verdad comprender, ¿cómo no somos capaces de mostrar empatía por nuestro vecino? ¿cómo no salimos a la calle por lo que sufrimos en nuestra propias carnes? Alguien nos ha sustituido la sangre por horchata, nada nos pone los pelos de punta. Ah! sí, la subida de la hipoteca.

Que el 1º de mayo, no sea un puente más, que no sea un fin de semana largo para irse a la playa!! Espero que hoy en un banco o en una hamaca alguien se acuerde que es un trabajador, que hay miles como él en el mundo que se merecen que nos levantemos en su nombre, que nos sacrifiquemos como lo hicieron tantos antes. Que el día de hoy signifique algo, que los trabajdores europeos piensen, aunque sea un segundo, en el resto y que hagan algo, hoy, mañana, pasado. Yo, también, por supuesto.

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